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La montería en Extremadura y la rehala, declaradas Bien de Interés Cultural.

Los cazadores extremeños están de celebración, y es que el sector cinegético de la región vive momentos históricos desde que el pasado martes 28 de julio, la Junta aprobase un decreto por el que la rehala y la montería en Extremadura, fueron declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial.

La pasión por la rehala y la montería en Extremadura.

Tan sólo en un fin de semana, se celebran unas 75 jornadas de caza mayor. Un total de 1.500 monterías que en Extremadura se reparten por todo el largo y ancho del territorio. Sobra decir, que los efectos socioeconómicos son impactantes. No existe actividad social en toda la comunidad extremeña que genere dicha cuantía de 160 millones al año.

Y es que para los extremeños, la caza, no es sólo caza. Simplificarlo sería decir que el Carnaval de Venecia es sólo una fiesta de disfraces, o las Fallas de Valencia, sólo un paseo en carroza. La caza es un aprendizaje que revive los orígenes, exterioriza la esencia, revive los recuerdos y conserva las raíces. Es lo que hace soñar despiertos, establecer una simbiosis con la naturaleza, y valorar el ciclo de la vida.

La caza en Extremadura es fiesta, es celebración, es una tradición ancestral con costumbres familiares que se heredan de padres a hijos. Y las jornadas que acompañan son deporte, es la forma más amistosa de relacionarse con los vecinos, y son una vía de escape de la rutina. Son vivir, disfrutar, sentir, y son bienestar. Salud para la mente y para el cuerpo. Porque cuando un extremeño regresa a casa tras una montería, haya tenido buena o mala suerte, o incluso si no se topó con su lance, aún así, vuelve feliz. Y es que muy a pesar de las apariencias, lo que verdaderamente emociona, no es el premio, sino realizar el camino. ¿Existe una motivación más desinteresada?

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La riqueza material e inmaterial de la caza en Extremadura

Puede que parezcan palabras de quien lo escribe, pero a las pruebas me remito, de que es un sentimiento compartido, cuando los datos empíricos nos arrojan una cifra en licencias de caza de nada más ni menos que 70.000 papelillos. ¿Acaso existe casa extremeña sin rifle o escopeta? Una de cada tres, exactamente, tiene un aficionado cazador o cazadora en el hogar. Y digo cazadora, porque el crecimiento de las mujeres en este sector va en aumento, alcanzando actualmente casi el 20% del núcleo de aficionados. Y es que la mujer siempre ha tenido un papel fundamental en esta actividad. Pero ahora además tiene presencia. Demostrando así, que además, es una tradición que evoluciona, y se adapta a los nuevos tiempos.

Apoyar el sector de la caza genera riqueza en las zonas rurales, tan amenazadas por la despoblación, crea empleo y protege la cultura y las tradiciones más antiguas de los pueblos, ensalza el relevante papel de la mujer y promueve la igualdad, y un sinfín de efectos positivos más.

Y así, podríamos seguir infinitamente hablando de la emoción y la alegría por este increíble acontecimiento, pero mejor vean las opiniones de los orgullosos monteros y rehaleros. Como la de María Ángeles, una joven y apasionada rehalera extremeña.

La montería en Extremadura es una tradición centenaria.

Fue el rey Alfonso XI, quién dejó testimonio de la antigüedad y el valor cultural que esta actividad tiene para la región. En su relato, el «Libro de la Montería», datado del siglo XIV, describe con gran detalle los parajes en los que cazaba ya hace más de 700 años y la gran influencia de la caza por aquella época. ¿Sabíais que entonces se cazaban osos en Extremadura? Era una de las piezas favoritas de Alfonso XI en su visita por el centro-oeste español.

Pero no sólo la actividad de la caza forma parte de la tradición de la montería. Sin el conjunto de sus actos, no sería montería. Como el desayuno entre los monteros, en el que las migas típicas de los pastores, más conocidas como migas extremeñas, no pueden faltar. El sorteo que asignará los puestos a los tiradores. La suelta de los perros por los rehaleros. La batida de la mancha. La recogida de las reses y la junta de la carne. Y finalmente, una nueva reunión con comida tradicional donde contar las batallas de la jornada. ¿Qué sería de las 5.000 personas que cada fin de semana esperan vivir este momento? Sin duda, la declaración de la caza en Extremadura como Bien de Interés Cultural ha supuesto un respiro y un descanso para muchos apasionados temerosos por la inestabilidad ocasionada por ataques de los movimientos anticaza.

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La montería en Extremadura ya es Bien de Patrimonio Inmaterial.

Durante esta histórica declaración, el portavoz de la Junta de Extremadura, Juan Antonio González, señaló el carácter histórico tanto de la montería como la rehala, en la comunidad autónoma, además de su gran alcance económico. Una cualidad que genera riqueza y empleo, y fija la población al territorio.

Por otro lado, para la Federación Extremeña de Caza (FEDEXCAZA), la declaración de la montería y la rehala como Bien de Interés Cultural supone un gran respaldo legal. Y así lo destacaba su presidente, José María Gallardo, indicando que “la montería y la rehala forman parte de nuestra cultura, de nuestros pueblos y de su paisaje” , además de reconocer su relevante importancia por ser “una manifestación social y cultural típica de Extremadura”.

Sin el esfuerzo de todos no hubiera sido posible.

Gracias a libertad de la protección legal que supone esta declaración, se podrá promover la investigación, la difusión y el conocimiento dentro de la actividad cinegética de Extremadura.

La declaración de la rehala y la montería en Extremadura como Bien de Interés Cultural en Extremadura ha supuesto una victoria, pero también una merecida recompensa por el esfuerzo y compromiso de muchos. Pues hay que recordar que la misma fue promovida ya en 2017, por la Federación Extremeña de Caza, la Federación Extremeña de Recovas y la Asociación Española de Rehalas, contando como benefactores con la Asociación Española de Rehalas, el Real Club de Monteros, la Fundación Artemisan, Aproca Extremadura, Ignacio Higuero de Juan, la Federación Extremeña de Recovas y la Federación Extremeña de Caza. Además, también proporcionaron su apoyo como colaboradores las entidades Cárnicas DIBE, Cinegética Cauriense, Carnes de caza MARCE, Revista Caza Extremadura, Chacinerías Extremeñas, Puebla y Estéllez, Caza Planeta, Novatoma y ASICCAZA.

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