A la llegada de las temperaturas otoñales, la chaqueta de tweed hace su aparición como el gran clásico, fino y elegante, que acompaña a nuestras actividades al aire libre más distinguidas.
Su cita en un día de caza por El Castañar o La Cepilla, o de paseo a caballo por el Rocío o Doñana no tienen discusión. Y sin embargo… ¿Qué sabemos de esta vestimenta que acompaña nuestras actividades favoritas?
Índice
El nacimiento de la Chaqueta de Tweed y su Popularización.
Como todos conocemos, la caza siempre ha sido un deporte de reyes, y fue precisamente la nobleza quién popularizó la chaqueta de tweed.
En este caso, la nobleza británica del siglo XIX. La cuál, motivada por la pasión y el disfrute de sus actividades recreativas en el campo, buscaba un lugar idílico y perfecto donde gozar de su tiempo de descanso.
Un encuadre bucólico que pronto descubrieron en las islas Hébridas de Escocia, convirtiéndose en el lugar favorito de los días ociosos en compañía de familia y amigos.
La comercialización del Harris Tweed.
Y justamente en las Hébridas, favoritas para la cacería de príncipes y reyes británicos, se encuentra la isla de Harris. Una ínsula donde desde tiempos inmemoriales se trabaja la confección de forma artesanal del mundialmente conocido tweed.
Una isla poseedora desde 1909 de la denominación de origen de este tejido, exclusivo y único en todo el mundo.
La fabricación a mano de estas prendas singularizan un género caracterizado por una tradición transmitida por generaciones en cuyos tejidos se plasma su historia. Un entrelazado de hilos peculiar con líneas irregulares revestidas de hermosura y gran variedad de colores inspirados en el paisaje otoñal isleño. Artesanos prolijos en su forma de hilar, y provistos de una lana pura virgen de calidad superior. Un género extraordinario por su resistencia, y aislante del frío y la humedad tan característicos de Escocia, y que señalan al tweed como la indumentaria favorita de los deportes invernales.
Será la viuda del Conde de Dunmore, Lady Dunmores, propietaria de la isla de Harris por entonces, quien diera el impulso a su expansión. Cuando, tras la revolución industrial, decide encargar a sus artesanos la elaboración del tartán Murray en tweed. Una exitosa elaboración que las propias familias nobles británicas vistieron durante sus actividades cinegéticas y de recreo por las islas Hébridas.
Pronto, la confección del Harris Tweed por los isleños escoceses sería acogida y aclamada mundialmente. Fuente de inspiración para célebres diseñadores de moda. Y vistiendo no sólo a nobleza o burgueses, sino también a cantantes, estrellas de cine y deportistas de élite.
Del campo a la ciudad: la transformación del Tweed por Chanel.
La belleza del Harris Tweed cala profundo a aquellos que lo sienten de cerca, entre ellos, la diseñadora Coco Chanel.
Durante su relación con el Conde de Dunmore, pudo apreciar de cerca la belleza de las islas escocesas y sus recursos naturales. De entre los que un tejido de material sin igual e intercalado de hilos tan peculiar no podía pasar desapercibido para una visionaria de la moda.
Pronto el Tweed de Chanel contemplará una auténtica transformación. Coco llevará a la Chaqueta Tweed hasta entonces orientada al vestuario deportivo y campestre, hasta los eventos más metropolitanos. Así pues, la sagaz diseñadora conformaría una nueva línea de ropa que perduraría en la historia de la moda.
Con la introducción de nuevos elementos con detalles y patrones que se saldrían de las líneas marcadas por los clásicos herringbone, en espiga, o Murray escocés, orientados a deportes como la caza y la hípica, Chanel crearía una innovadora chaqueta de tweed de estilo cosmopolita y urbano.
Definitivamente, Coco Chanel fue la pionera que dio al Harris Tweed esa versatilidad que convirtió a la chaqueta de tweed de mujer en una prenda perfecta tanto para actividades de recreo en la naturaleza, como de paseo por la urbe.
